La inversión en sistemas fotovoltaicos industriales en México es una estrategia inteligente para reducir los costos energéticos y cumplir con los objetivos de sostenibilidad. Sin embargo, un desafío importante para las empresas son los retrasos en la interconexión con la CFE (Comisión Federal de Electricidad), los cuales pueden afectar la rentabilidad de estos proyectos. En este artículo revisaremos cómo optimizar el retorno de inversión mediante una correcta gestión de los tiempos de interconexión y el uso de soluciones innovadoras como el dispositivo Zero Export.
Soluciones para reducir los retrasos en la interconexión con CFE.
¿Estás evaluando la instalación de una planta fotovoltaica industrial pero te preocupan los tiempos de interconexión con la CFE? Es una inquietud válida. Aunque el proceso regulado por CFE establece plazos de entre 1 y 2 meses, en la práctica, algunas zonas del país experimentan demoras de hasta 8 meses, incluso con la documentación en regla y el sistema prácticamente terminado.
¿Por qué se presentan estos retrasos?
Existen múltiples factores, desde el cumplimiento documental hasta la experiencia del proveedor, pero la mayor causa de retraso radica en la ineficiencia burocrática de ciertas zonas operativas de CFE. Entre los problemas más comunes destacan:
- Ausencia de seguimiento y comunicación.
- Rechazo de solicitudes sin justificación técnica.
- Pérdida de contratos ingresados.
- Requerimientos de infraestructura no solicitada por la UVIE liberada.
- Incumplimiento de tiempos establecidos para visitas técnicas.
- Falta de medidores disponibles.
¿Qué implica esto para tu empresa?
Veamos un caso real: una planta de 0.5 MWp en etapa final de construcción. En México, para iniciar el trámite de interconexión, es necesario que la infraestructura esté prácticamente terminada. Supongamos que dicha planta genera 775 MWh al año, cubriendo el 80% del consumo energético de la empresa, con un precio promedio de energía de $2.24 MXN/kWh (sin IVA)
Si por alguna razón la interconexión se retrasa 7 meses, la empresa deja de ahorrar aproximadamente $144,667 MXN por mes, es decir, una pérdida acumulada de $1,012,667 MXN durante ese periodo. Esta cifra representa un impacto directo en el flujo operativo y el retorno de inversión (ROI) del proyecto.
Solución: Generación sin exportación con dispositivo zero export.
Para mitigar este impacto existe una alternativa legal y eficiente: operar el sistema solar bajo un esquema de no exportación. La normativa vigente permite generar energía sin interconexión formal, siempre que no se exporte energía a la red (es decir, ningún kilowatt puede pasar por el medidor hacia el Sistema Eléctrico Nacional). Aquí es donde entra en juego el dispositivo Zero Export, un regulador de potencia que permite que el sistema opere de manera controlada, asegurando el autoconsumo total de la energía generada y evitando cualquier envío a la red.
Caso real de NXTSolar: reducción inmediata de pérdidas.
En una planta de 500 kWp, mientras se esperaba la liberación de CFE, el sistema operó parcialmente gracias al Zero Export. Desde las 8:00 a.m. comenzó a generar energía, la cual fue consumida de forma simultánea por la empresa. Para las 10:00 a.m., el sistema alcanzó el nivel de carga del sitio y se reguló automáticamente durante el resto del día, garantizando que no se exportara energía.
Con este sistema, la pérdida estimada de más de $1 millón de pesos se redujo en un 55%, generando un ahorro de $556,967 MXN en los mismos 7 meses. Y lo mejor: el costo del equipo fue menor al 10% de ese ahorro.
Además, el ROI del proyecto, que originalmente era de 2.6 años, se habría elevado a 3.4 años por los retrasos. Gracias al Zero Export, el ROI se mantuvo por debajo de 3 años, una mejora significativa para cualquier empresa industrial.
Más que un sistema: una solución integral
El Zero Export es solo una de las muchas soluciones disponibles cuando se analiza un proyecto de energía solar desde una perspectiva estratégica, no solo técnica. En NXTSolar, ayudamos a nuestros clientes a tomar decisiones informadas, considerando no solo el ahorro energético, sino también los impactos administrativos, operativos, legales y financieros.
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